Hace algo más de un mes, Jorge Espiga anunció que iba a protestar en la entrada de su vivienda, alquilada en la urbanización Vela Mayor a una pareja con una niña de dos años, tras denunciar el impago del alquiler durante los últimos siete meses. Aseguraba entonces que la deuda ascendía 6.300 euros, a razón de 900 euros mensuales.
La inquilina, Irune Sanz, ha estado hoy con nosotros para desmentir esta acusación y dar su versión sobre estos hechos sobre los que hay un cruce de denuncias por ambas partes. Puedes volver a escuchar la entrevista en este enlace: https://www.ivoox.com/irune-inquilina-piso-velamayor…
Irune ha aportado documentación sobre las distintas denuncias que tiene presentadas en la Guardia Civil y los Juzgados de Castro contra su arrendatario por acoso, agresión e injurias.
Asegura que a día de hoy no debe ninguna mensualidad del alquiler y ha explicado que tras firmar el contrato en una gestoría a mediados de diciembre del pasado año, los problemas comenzaron en febrero cuando el propietario les empezó a reclamar en continuas llamadas el pago del alquiler cuando todavía no había vencido el mes, y sin haber dejado ninguna cuota impagada. Si se había producido la compra de un horno estropeado y el arreglo de una ducha que Irune pagó de su bolsillo, con el acuerdo del propietario, y luego descontó de las mensualidades.
Irune ha contado que ha sido víctima de violencia de género durante 19 años y necesita vivir con tranquilidad tras ganar en el juzgado a su agresor. La situación de constantes llamadas y mensajes le generaba ansiedad y por ello estaba dispuesta a dejar el piso, siempre que le diera tiempo a buscar otro. Las cosas volvieron a su cauce pero la calma duró poco, según Irune, porque su arrendatario le anunció que en mayo el contrato quedaría rescindido.
Irune ha relatado hechos que tienen que ver con agresiones físicas a ella y a su madre, amenazas e insultos, así como seguimiento al supermercado por parte del arrendatario o su familia y ocultación de las facturas del gas y la luz durante tres meses.
Asegura que esta situación es una auténtica pesadilla y que va a pedir una orden de alejamiento contra su arrendatario y su familia.
Sobre las acusaciones de ser una traficante de droga, Irune vuelve a desmentirlo. “Soy una limpiadora de portales que me levanto todos los días a las 4.30 de la madrugada para pagar el alquiler a este señor”, afirma.