El vuelo chárter de la compañía Air Algerie procedente de Tinduf, ciudad argelina en cuyas proximidades se ubican los campamentos de refugiados saharauis, llegó a primera hora de la tarde del domingo al aeropuerto de Loiu (Vizcaya) con más de cuatro horas de retraso sobre el horario previsto, un retraso provocado por las trabas que las personas voluntarias de Cantabria por el Sáhara, desplazadas al efecto, encontraron a la hora de proceder al embarque del grupo de menores con discapacidad. Además de los 55 del grupo de Cantabria por el Sáhara, 5 menos de los inicialmente previstos, llegaron también los 20 menores cuya acogida gestiona Alouda Cantabria, por lo que serán finalmente 75 los participantes en esta nueva edición del programa Vacaciones en Paz en nuestra región, siendo Cantabria una de las comunidades con más número de acogimientos en función del número de habitantes.
El programa está coordinado por el Ministerio de Juventud de la RASD, las Delegaciones territoriales del Frente Polisario y las organizaciones de solidaridad con el pueblo saharaui, siendo Cantabria por el Sáhara y Alouda Cantabria las responsables de su gestión en nuestra comunidad
Tras un breve descanso, menores y voluntarios de Cantabria por el Sáhara subían al autobús que les trasladaría hasta el Centro Integrado de Formación Profesional La Granja, en la localidad de Heras (Medio Cudeyo), donde a las 17.30 h eran recibidos por las familias de acogida.
Precisamente en la residencia del CIFP La Granja, cedido por la Consejería de Educación del Gobierno de Cantabria, se alojarán 14 menores con distintos grados de discapacidad. Para prestarles la atención que necesiten, Cantabria por el Sáhara ha dispuesto un operativo de personal de apoyo y voluntarios procedentes de Cantabria y de otras comunidades autónomas.
Son los del reencuentro entre los menores que han participado en años anteriores y sus familias o la visión de las caras, entre el cansancio, la expectación y el asombro de los que participan por primera vez, los momentos que evidencian la cara amable del programa Vacaciones en Paz. Pero esa cara no puede hacernos olvidar que estos niños llegan desde un campo de personas refugiadas ubicado en la hamada argelina, una de las zonas más inhóspitas del desierto del Sáhara. Una situación de refugio provocada por el abandono de España y la entrega del territorio a Marruecos y Mauritania en los acuerdos tripartitos de Madrid del 14 de noviembre de 1975 y por la no asunción de sus responsabilidades éticas y jurídicas por parte de los distintos gobiernos de España que se han ido sucediendo hasta la actualidad.
Por eso, además de para recibir el cariño de sus familias de acogida, protagonistas indispensables para hacer posible el programa, los cuidados médicos que precisen y disfrutar como niños y niñas que son, llegan para ejercer de embajadores y embajadoras de su pueblo y recordar a nuestros representantes políticos, desde el concejal del municipio más pequeño hasta la Presidenta de Cantabria y el Presidente del Gobierno de España, que su pueblo saharaui está en guerra y a la espera de una solución acorde con la legalidad internacional que les permita volver a su país, el Sáhara Occidental, en paz y en libertad.